Sección: Ecología y Conservación
Duarte Arroyo Karla Jimena
Xochimilco es una zona de grandes contrastes donde convergen
diferentes dimensiones que van de lo rural a lo urbano, de la
conservación de los recursos naturales a su explotación y de lo
ancestral a lo moderno.
La heterogeneidad del paisaje de Xochimilco
—un área periurbana de la Ciudad de México— es resultado de
las actividades agrícolas tradicionales que persisten desde tiempos
prehispánicos en forma de chinampas, porciones de tierras inmersas
en un humedal. Este humedal se ve modificado no sólo por dichas
actividades, sino por la presión del crecimiento urbano de una de las
ciudades más grandes del mundo.
Los espacios en donde se dan relaciones estrechas entre
los humanos y la naturaleza a diferentes escalas se conocen como
sistemas socio-ecológicos; Xochimilco es uno de estos sistemas en los
que la fragmentación del tejido social y del paisaje lo ha llevado a
una situación actual de alta vulnerabilidad, desde el punto de vista
biofísico y sociocultural.
Geológicamente, Xochimilco se encuentra en una zona
donde convergen dos tipos de materiales: los volcánicos y los
materiales de relleno del lago. Cuando estos dos tipos de material
hacen contacto, se pueden formar lo que se conoce como planos
de debilidad; es decir, que las capas de material pueden desplazarse.
En el caso de Xochimilco, los planos de debilidad se distribuyen
de manera diferente a lo largo del pie de monte, formando una
zona de transición entre la base de la montaña y la zona lacustre.
Es en estas zonas de transición en donde se presentan grietas que
se encuentran distribuidas tanto en la base de la ladera de la Sierra
de Santa Catarina (Iztapalapa y Tláhuac), como en la base de la
Sierra del Chichinautzin (Xochimilco y San Gregorio Atlapulco).
El agrietamiento también se ve favorecido por la extracción de
agua y los hundimientos, ya que se han observado desplazamientos
horizontales y verticales del terreno de entre 30 y 40 centímetros en
promedio. Por lo anterior, tanto las grietas como las formaciones
rocosas contribuyen a la vulnerabilidad física de la zona.
Esta vulnerabilidad se puso en evidencia a
partir del evento sísmico del 19 de septiembre de 2017 y ha llamado
la atención de académicos, sociedad civil, sector privado y gobierno,
quienes han demostrado su voluntad para apoyar en la recuperación
y restauración de la zona. Estos enfoques deben orientarse a concretar
transformaciones en el sitio que incluyan una visión a largo plazo, de
modo que se le permita al sistema responder mejor ante condiciones
futuras de estrés, manteniendo su funcionamiento en un contexto
de sostenibilidad.
La Asociación REDES (Restauración Ecológica y
Desarrollo A.C.) ha trabajado desde hace
10 años, junto con productores chinamperos, en la conservación
de la región mediante la reactivación de la chinampería bajo
esquemas agroecológicos. Al observar los impactos del sismo en
las chinampas, REDES apoyó en las tareas de recuperación para
los afectados del sismo y realizó una encuesta con el apoyo del
grupo de Monitoreo Ambiental del LANCIS-IE-UNAM, de la Unidad de Análisis Ambiental y de grupos voluntarios. La finalidad de esta encuesta fue identificar los daños
causados por el sismo y profundizar tanto en el análisis como
en la propuesta de acciones para recuperar la zona.
Hacia la sostenibilidad en Xochimilco; investigaciones en
el LANCIS
Si bien la zona ha sido ampliamente estudiada desde diversas
disciplinas y esto ha dado como resultado numerosos diagnósticos y esfuerzos enfocados hacia el manejo, control e intervenciones, la
tendencia del sistema socio-ecológico hacia el deterioro continúa
aceleradamente. La situación actual del Xochimilco periurbano
ilustra las características de lo que en sostenibilidad se denomina
un problema perverso; es decir, es un problema complejo y urgente
que no posee una solución única ni directa.
No obstante, también
es un espacio donde se pueden identificar oportunidades para
trabajar de diferentes maneras y contribuir a procesos de cambio
más profundos.
En el futuro es necesario diseñar e implementar procesos
participativos, mediante los cuales se fomente una nueva manera
de explorar las diferentes formas de relación entre los actores
sociales del sistema; desde cómo perciben su papel y su forma de
actuar dentro del sistema socio-ecológico, hasta cómo conciben
las relaciones causales entre los componentes de dicho sistema: la
sociedad y su medio ambiente.
Para mayor información consultar los siguientes enlaces:
http://web.ecologia.unam.mx/oikos3.0/images/Pdfs/2018-01.pdf
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