SECCIÓN: EDUCACIÓN AMBIENTAL.


Como sabemos nuestro
planeta Tierra atraviesa por una serie de dificultades ocasionadas por el
impacto de nuestras acciones; el cambio climático, la contaminación de
plásticos en prácticamente todos nuestros mares, la extinción masiva de
diferentes especies, la sobre población humana y la preocupación por generar
alimento para todos han provocado que referentes como la Organización de las
Naciones Unidas, desarrollen estrategias que promuevan el cuidado del medio
ambiente, su conservación y el desarrollo sustentable de las sociedades.
Sin embargo en un mundo cada vez más globalizado y al margen de un
sistema económico basado en el consumismo y partiendo de este planteamiento,
podría ponerse en tela de juicio cual es el real propósito de estas
estrategias, ¿será que de verdad intentan salvar al mundo?… o simplemente
estamos siendo engañados por una cruel campaña de mercadotecnia.
Las bases para este argumento pueden surgir del mito del
desarrollo sostenible, que se refiere a las acciones que toma el ser humano no
son sostenibles para el medio ambiente si no para el mismo, en un acto egoísta
por conservar su especie y tener a merced los recursos de este planeta
generación tras generación, todo esto con el estandarte de conservar especies
“sin afectar el medio”. Así mismo podemos observar campañas publicitarias
de grandes compañías que plantean utilizar “energías verdes”, o contribuir al
“cuidado de la vaquita marina” e incluso “envases construidos a partir de
basura del mar”, que al final continúan sobreexplotando recursos,
externalizando costos y promoviendo el sobreconsumo.
Hemos visto cómo a través de las redes sociales se promueve
información acerca de la conciencia que debemos tomar por el cuidado y
bienestar de nuestro hogar, así como vídeos que se han compartido millones de
veces sobre una tortuga que sufre por el plástico que se utiliza para
empaquetar la cerveza o un oso polar que muere lentamente a “causa” del cambio
climático; y aun así seguimos consumiendo papitas en una bolsita que tardará
cientos de años en degradarse, seguimos comprando envases desechables porque
nos resulta más “práctico”, continuamos utilizando nuestro auto para ir al
centro comercial de la esquina o transportamos nuestros alimentos en unicel
o en una bolsa que solo utilizaremos por treinta segundos.
No pretendo ser pesimista, sino más bien objetivo en relación a la
“educación ambiental” que recibimos, nuestro planeta nos necesita, y más aún
nosotros lo necesitamos a él, por ello invito a la reflexión sobre el estilo de
vida que llevamos, el futuro que queremos y las acciones que realizaremos para
que ocurra sin comprometer a nada ni a nadie. Es tiempo de cambiar nuestros
hábitos y ser innovadores, generar estrategias que tengan un impacto real y
considerar si en realidad necesitamos todo lo que consumimos… o como dice
cierto personaje peludo “busca lo más vital no más, lo que es necesidad
no más”.
Por: Fernando Damián Rosas Lara
Comentarios
Publicar un comentario